domingo, 1 de septiembre de 2013

La realidad

Acostumbrado a escapar de la realidad, esquivaba las piedras del camino.
Incluso con tus cuadros descolgados y vendas en el corazón, aún aspiro el perfume de tu olvido.

Sigo escondiéndome en mi angosta cabaña de madera y, quiera o no, recuerdo cada instante a tu lado. Soy capaz contar cada uno de nuestros pasos y repetir todas las melodías.

Pero ya no hay pasos ni melodías. Se abrieron las grietas del suelo y no fui capaz de seguirte.

Juro que cada noche deseé con todas mis fuerzas que volvieras, que no podía respirar si no estaba tu aroma, que estaba inerte si no era tu piel junto a la mía y que no quería otra mirada que no fuera la tuya. Dejé cada noche la puerta entreabierta por si volvías. Te esperé hasta que el paso del tiempo erosionó lo mas profundo de mi yo consciente, llevándome a la locura.

Ahora, después de mucho tiempo, me he vuelto a poner en pie. Dejé atrás el rincón donde te añoraba y reconstruía nuestros recuerdos, me colgué de nuevo la guitarra y eché a andar.

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